Prólogo

PRÓLOGO (1/3)

Hace tiempo que me ronda por la cabeza el hacer un trabajo sobre mi forma particular de interpretar este asunto del fenómeno lingüista en la zona oriental, dejando claro que sólo es mi opinión, pero desde el punto de vista de una deducción lógica de la historia. / Lingüístico /

No tengo ningún conocimiento oficial sobre este tema, no soy filólogo, ni profesor, ni siquiera investigador, lo único que voy a hacer es aplicar unos conocimientos básicos al lógico devenir de la historia.

Como un hecho especial, excepcional diría yo, este trabajo lo estoy haciendo en castellano con el fin de que pueda llegar a más gente. Que, a través de él, no sólo nosotros, los chapurriaus, que ya conocemos el problema, sino también gente diferente a nosotros, pero cercana nuestra, pueda entender, si consigo explicarlo meridianamente bien, el abismo al que nos han abocado cuatro descerebrados que sin tener en cuenta a la gente en general, y sólo a cuatro “iluminados” han tomado algunas decisiones muy importantes sin darles el rigor que se merecían.
Antes de entrar en materia quiero aclarar algunos extremos:
Por ejemplo el concepto de frontera, cuando yo inicie la exposición, no es el mismo que tenemos ahora. Hoy las fronteras están muy delimitadas y fijadas al máximo, la mayor parte de ellas establecidas por límites naturales o geográficos como un rio o una cadena montañosa y sino por hitos artificiales como los mojones.
En aquellos tiempos no estaban determinadas y en ocasiones sus límites eran conceptos abstractos: hasta donde llega la vista; dos días a caballo; hasta donde tu espada sea capaz de mantenerla y a veces se construian torres de vigilancia o ermitas para señalar a los extraños (extranjeros) o forasteros de que, a partir de ahí mandaba tal señor.
Los nombres de las entidades también eran diferentes, sobre todo por su tamaño e importancia, había entidades mayores como los reinos; y menores como los condados, los señorios, los ducados, marquesados, cada uno con sus características. Diriamos que en la cima estaba el rey y que como no podía proteger todo el territorio que quería que fuese suyo, lo cedía a trozos, a cambio de unos impuestos y ayudas en caso de guerra, a los menores (condes, duques, marqueses, señores) para que estos ejercieran allí su autoridad delegada.
A ver si soy capaz de poner un ejemplo: habría que imaginarse un pueblo, podríamos llamarle España, allí había varias casas o propiedades importantes, las podemos denominar con las letras mayúscualas A, B, C, D, E, etc. (Arabia, Cantabria, Pamplona, etc, e incluso territorios ocupados por Francia, como la Marca Hispánica que eran una serie de entidades menores, a las que podemos denominar con las letras minúsculas: a, b, c, d, e, completamente independientes entre ellas, que le servían al señor frances, como colchón para evitar que los árabes se acercaran demasiado).
Estas entidades menores eran independientes entre si; había veces que dos de ellas hacían una alianza para luchar contra una tercera cercana o lejana y al poco tiempo, según soplaba el viento, cambiaban y se aliaban con el tercero para ir contra el segundo. No había ningún nexo de unión entre ellas, como tampoco lo había con las otras entidades, menores como ellas, que estaban enclavadas en suelo frances. Todas tenían la misma autonomia o dependencia, según se mire, del rey frances, pero nada parecido a una entidad superior que las agrupase. Los límites, fronteras actuales, no son extrapolables a aquella época. No se puede barrer siempre para casa.
En este pueblo, como en todo sitio habitado en aquellos tiempos, había peleas (guerras), bodas, muertes de los paterfamilias y por consiguiente reparto de sus bienes entre sus herederos y compra-ventas de fincas y de casas.
Podía ocurrir que un señor de los importantes, A (Aragón) en un momento dado quisiera casar a su hija y, al no encontrar un buen partido, o un partido mejor, se decidiese por un buen mozo, aunque éste fuera de una entidad menor, b (Barcelona). Entonces, como ocurre hoy en día, el chico se convertía en marido de la hija de la hacienda A, pero, en ningún caso, la finca b, adquiria, se equiparaba o se superponía a A; no eran dos cosas que se pudieran mezclar; no tenían la misma categoría y por lo tanto no eran aleables. La entidad mayor A seguía siendo ella misma y el mozo de b había entrado a formar parte de ella, como marido de la heredera y a partir de ese momento sería el esposo de ella.
Otra cosa es que el mozo resultase un espabilado y, aprovechando que la heredera estaba en casa cuidando a los hijos y las labores del hogar, él se creyera dueño y señor y empezase a llevarse las cosechas de A a b e hiciera todo lo posible por engrandecer b a costa de A, aprovechándose del personal y la maquinaria de A.
Otra cosa es que el matrimonio, como hacían los Reyes de España con el palacio de la Granja de Segovia, donde iban a pasar temporadas para descansar, aprovechando que b tenía puerto y eso, en aquellos tiempos, vestía mucho, se hicieran un palacio en b para poder pasar allí algunas temporadas debido a la bonanza del clima marino que en A, debido al cierzo y a la niebla, era muy inclemente.
No obstante la mayoría de edad de cada heredero-paterfamilias (el juramento de los fueros) la tenía que adquirir en A que para eso era la Hacienda madre.
Sentado todo lo anterior podemos empezar a desarrollar el tema que nos interesa y que es el motivo principal de este trabajo.


Sigue ..........

El fenómeno lingüista en la zona oriental de Aragón. 2/3.

Vamos a situarnos en el tiempo y en el espacio.
Finales del primer milenio de la historia de España. Zona norte, a este lado de la cadena montañesa de Los Pirineos.
Un reino se va formando, esta creciendo, es fuerte es el de Pamplona, no de Navarra, eso será después, ya he dicho en el prólogo que nos movemos con conceptos diferentes y hemos de esforzarnos para entenderlo y verlo así.
Por el sur tiene a los árabes pero ya llevan un tiempo viviendo ahí y de momento, fuera de pequeñas “razias” ocasionales y atemporales, parece que reina la paz entre ellos. Incluso en ocasiones forman alianzas para guerrear o defenderse.
Por eso tiende a expandirse hacia arriba y hacia la derecha.
Hubo un tiempo en que Carlomagno, rey frances, intentó crear la Marca Hispánica entre los Pirineos y el Ebro, pero no le salió bien y se pasó al otro lado entre el Ebro y el mar, esa duró más. Tanto en un sitio como en otro, eran una serie de territorios, independientes entre si, que le servían de colchón con el califato de Córdoba
Hacía arriba pasando a Francia y conquistando temporalmente, con sus guerreros, los “migueletes”, castillos y territorios aislados, haciendo prisioneros y rehenes y regresando a sus castillos. Los prisioneros los empleaban para su servicio, incluso como soldados y por los rehenes solían pedir jugosos rescates que casi siempre se pagaban. En la mayor parte de las zonas asaltadas se hablaba el lemosín, o langue d’oc (lengua de oc) o provenzal, que, más o menos los tres conceptos vienen a significar lo mismo.
Por la derecha había pequeños nucleos, los condados de Sobrarbe y Ribagorza, entre otros; su conquista no fue demasiado costosa. Además entre ellos existían relaciones de vecindad que se traducían también en el lenguaje, por eso en la zona norte su “fabla” además del romance y del patues tiene palabras del vasco. Ahí, como a ciertos dirigentes no les cuadraba demasiado con el catalán lo dejaron estar y lo han “respetado” como lengua propia aragonesa. Qué diferente vara de medir de un territorio a otro. A veces algunas tierras han de sufrir que en ellas nazcan determinadas personas que no se merecerían ese honor.
Sigamos con mi interpretación de la historia.
Estábamos diciendo que todo el norte del actual Aragón, de Navarra y parte de La Rioja y de Castilla, formó por un tiempo el Reino de Pamplona. Al morir su rey, Sancho III el mayor, repartió su reino entre sus hijos, correspondiéndole a Ramiro I de Aragón, el reino de Aragón y parte de Navarra.
Entre 1076 y 1134 el llamado Reino de Pamplona, más tarde Reino de Navarra, perteneció a Aragón. En ese tiempo siguieron las incursiones en territorio franco (francés), con los célebres “migueletes”, haciendo prisioneros y rehenes.
Estas excursiones, en alguna ocasión tenían su respuesta por parte de las tropas francas que, para no ser menos, también hacían sus prisioneros y sus rehenes.
En este intercambio o comercio de personas hubo un canje mucho más importante para nosotros: la lengua del lemosín o langue d’oc. En este ir y venir de un lado a otro, igual que hubo aragoneses que se asentaron en los territorios francos; hubo personas de allí que pasaron a este lado, para quedarse, fueron los juglares, los trovadores, personas cultas la mayoría que, además de saberse de memoria numerosas historias que declamaban delante de la gente y de los poderosos ganándose así la vida, sabían leer y escribir lo que les valió el favor de los reyes que les nombraron, igual que a numerosos monjes, escribientes suyos.
Estas personas se dedicaban a escribir las hazañas de los reyes, guerreros y personajes importantes; levantaban acta de los acuerdos de paz, de las declaraciones de guerra y de las leyes que los señores concedían a sus territorios.
Es de significar la importancia que a este fin tuvo el Fuero de Jaca, concedido en 1063 a esta ciudad, escrito al parecer en latín. Era una serie de normas, algunas dirigidas a atraer a los francos para repoblar el territorio. Sea por los que vinieron a repoblar o por los siguientes escribientes o “copiadores” de dicho Fuero, resultó que sirvió como modelo como “fuero” para otros territorios. Hasta el punto de que se conocen hasta siete copias del original, desconocemos cuántas más se pudieron hacer.
Estas copias en su mayoría ya dejan notar la influencia que el lemosín tuvo en ellas, bien porque sus destinatarios fueran personas que se habían acogido a la invitación regia de repoblar o porque los escribientes dominan mejor el lemosin que el latín romanceado, resultando una mezcla de ambos idiomas.
Hasta tal punto de que si repasamos alguna de las copias podremos encontrar un montón de palabras como las nuestras o claramente precursoras de ellas. Pudiendo afirmar que en ellas está el origen más remoto, conocido de nuestro Chapurriau.
Sin salirnos del lemosín podemos afirmar igualmente que además de ser uno de los orígenes de nuestro Chapurriau, también lo es, en contra de numerosas opiniones que ven en esta palabra un origen despectivo, el antecedente de la misma palabra Chapurriau. Pues si miramos el diccionario del lemosin encontramos el nombre “champouirau o champourrau” que, según el mismo texto, dice que significa: “una mezcla compuesta de español, italiano, portugués y provenzal, hablado por los extranjeros que frecuentan nuestras tierras. Se da este mismo nombre a esos extranjeros”.
En las leyes que siguieron en el reino como el Código de Huesca o Vidal Mayor, también se nota esta influencia y numerosos estudiosos de estos textos así lo han mantenido.
Como es lógico no sólo en la escritura se notó esta influencia doble del latín romance y del lemosín; poco a poco se fue trasladando al habla y la prueba es que en todo el territorio que llegó a alcanzar el Reino de Aragón, cuando fue grande se extendió esta lengua.
Para que no se nos tache de presuntuosos añadiremos que similar influencia pudieron recibir los condados españoles de la Marca Hispánica por su cercanía y relación con los territorios en que el lemosín o langue d’oc era su idioma.
Por su parte el reino de Valencia tuvo una clara influencia fenicia en su dedicación al comercio. Comercio que, para no cerrarse, supo diversificar y hacerlo no sólo por mar sino también por tierra con sus expediciones por tierra, a través de las cuales también les llegaron los trovadores lemosines con su clara influencia en sus declamaciones orales y en sus rimas, versos, glosas, y libros escritos y copiados, y en la necesidad de llevar complicadas contabilidades en las que estas personas eran verdaderos expertos.
O sea que en los territorios de la Corona de Aragón podemos afirmar que además de por la lengua que está les transmitio, también tuvieron sus propias influencias particulares.
Entonces tenemos una mezcla de la lengua original de cada uno, la influencia de los diferentes pobladores que visitaron o habitaron sus tierras (fenicios, celtas, árabes, etc.), la del latín romanceado y la del lemosín importado de una manera u otra de los territorios francos.
Si analizamos que La Corona la formaba el Reino de Aragón, el Reino de Valencia, el Reino de Mallorca y el condado de Barcelona como parte del Reino de Aragón, podríamos afirmar que en un momento dado todos tuvieron la misma lengua lo que ocurre que cuando en un cóctel se mezclan tantos elementos, de la coctelera pueden salir diferentes combinaciones, dependiendo de la cantidad de cada elemento que se haya puesto y sobre todo de los elementos propios de cada uno: su lengua original y las adquisiciones de cada pueblo que les ha visitado u ocupado.

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Anem a acabá de contá este asunto en esta tersera charrada, no se si tos u hay esplicat be o tos hay complicat més. Bon día.

El fenómeno lingüista en la zona oriental de Aragón. y 3/3.

Fuero de Jaca, fragmento, Naval, romance aragonés


Por eso si todos fuéramos ecuánimes y no avariciosos, podríamos admitir que de esa lengua original de la Corona de Aragon, con el tiempo y las diferentes influencias, han salido cuatro lenguas diferentes (Valenciano, Mallorquín, Catalán y Chapurriau o Aragonés oriental) que tienen una gran ventaja. Que como los elementos que la conforman casi son los mismos, aunque no los porcentajes, con un poco de esfuerzo, todos se entienden. Sabiendo también que todos tienen sus peculiaridades y sus palabras propias particulares.
Hay un fenómeno tan propio de este lengua como de otras, como el castellano, que aún dentro de cada una de ellas hay especialidades y por eso no es lo mismo el catalán de Barcelona que el de Gerona, que el de Lérida, que el de Tortosa, que el Ebrenco, etc.
Como tambien dentro del territorio de Valencia tienen sus particularidades con modismos marcados entre los diferentes lugares. Igual pasa entre el Mallorquín, el Ibicenco, etc.
Y ahora llegamos a nuestro Chapurriau: En los demás territorios dentro de la implantación del castellano, tal vez hubo una mayor permisividad o posibilidad de reintroducir su lengua al llegar la democracia. Y un mayor afán de sus gentes para hacerlo.
No ha sido así en nuestra tierra, tal vez porque, desde el primer momento se ha asumido que la lengua oficial era el castellano. No ha existido la conciencia popular de que durante mucho tiempo, unos trescientos años, en todo el reino se hablaba Chapurriau. Al casarse Fernando con Isabel (los Reyes Católicos) se impuso el lenguaje de la Corte y con el tiempo, aunque en muchos sitios aún queden algunos “palabros” nuestros, la gente ya ha perdido ese sentido y no existe ese clamor de recuperar aquella lengua.
Los quinientos años de castellano le han ganado el terreno a los trescientos de Chapurriau que ha quedado relegado a esta pequeña zona oriental de las tres provincias y que encima como nuestros gobernantes no nos han querido escuchar ni leer nuestra historia llevamos las de perder.
Ha podido más el dinero y la prepotencia del catalán. Más que nada porque los cuatro que “presumen” de saber de estas cosas no han querido profundizar en nuestra historia, en nuestros textos, en nuestra manera de hablar, en la defensa de una poca gente, pero gente de Aragón no de Cataluña.
Y podían haberse dado cuenta que lo que ha ocurrido en Valencia, Baleares y Cataluña, también ha ocurrido aquí. Que cada zona, cada comarca, cada pueblo tenemos una forma particular de hablar nuestra lengua por las influencias que hemos padecido, pero que seguimos entendiendonos todos y que además ahora ya también lo escribimos, cada uno, a su manera, pero que todos lo entendemos escrito y hablado.
Las dádivas, las subvenciones, las ayudas, la comodidad, los estómagos agradecidos de nuestra gente son demasiados enemigos para un grupo tan pequeño como el nuestro.
No se dan cuenta que algunos regalos son envenenados, por ejemplo una agenda para los niños para el cole. En primer lugar es una manera de ir adoctrinando dia a dia a los niños, pues en esa agenda está “SU” historia y su manera de ver nuestra lengua, las dos cosas malas una por ser falsa, la otra por estar “apañada” a su gusto, con lo cual, los crios, sin darse cuenta ni ellos ni sus padres se ven inmersos en la foma de pensar como catalanes, sin serlo. Por otro lado es un regalo pero se “agradece” una “donación” de x euros. Vaya regalo envenenado por doble motivo. Y encima los receptores encantados; “Qué bueno es Mister Catalán”.
Nos hablán de que no tenemos gramática, ellos tampoco tuvieron hasta hace cien años y pudieron hablar y escribir “sus” catalanes sin ningún problema y sin que el “estado cruel español” les dijera ni les coartara nada, fueron haciendo. Y tejiendo y destejiendo se ha pasado el tiempo y ahora, entre sus influencias y sus votos están a punto de conseguir todos sus anhelos, todos sus caprichos, lo malo es que algunos son a costa de otros, entre ellos a costa de nosotros.
Y sigo preguntándome porque tengo que coger su gramática y no la castellana si es más antigua y más completa, que más me da morir a manos de uno que del otro, por lo menos concederme el derecho de elegir con quién quiero morir. Tengo una cosa cierta después de todo lo que os he visto hacer, de que habeis quedado retratados; ¡con vosotros nada!.
No se dan cuenta de que si en nuestros pueblos aplicamos una gramática, una normativa común para todos, se acabó la especialidad lo propio de cada uno y no queremos ser borregos, ¿Por qué si a ellos les está fallando, que en cada sitio lo hablan de una manera, me quieren engañar a mí? Lo malo es que si llegamos, lo haremos demasiado tarde.
Para terminar a ver ¿quién me compra un lio?.
La boda de Petronila con Ramón Berenguer IV fue en 1,150, ¡Atención! A este dato, acordaros en 1,150. Los catalanes mantienen que a partir de ese momento empieza la que ellos denominan Corona Catalano-Aragonesa. Y encima dicen que el pez pequeño se comió al grande, es decir que el condado b (sólo el condado de Barcelona, no todo el conjunto de condados de su supuesta Cataluña antigua) se anexionó al A, Reino de Aragón. A que seguis flipando; no os habeis fumado nada, eso afirmán ellos.
En 1,258, o sea cien años más tarde de la boda, ¡Atención! Ahora fijaros en este año en relación con el 1,150 de la boda. Bueno! Pues en ese año 1.258 se firmó el Tratado de Corbeil, ¿qué significaba este tratado?, ¿para que sirvió?.
Hemos dicho que los Reyes de Aragón hacían excursiones de conquista allende los Pirineos y ganaban castillos, condados, territorios, además de otros que se anexionaban por bodas o a cambio de protección, etc.
Entonces tenemos al Rey de Aragón Jaime I el conquistador que tiene varios condados al otro lado de los Pirineos (ruina total por la distancia, en caso de ataque).
Por su parte el Rey Frances Luis IX (San Luis), tiene como protectorado en este lado de los Pirineos varios condados de los que conforman la Marca Hispánica (ruina total por la distancia, en caso de rebelión o ataque).
Solución: un trueque, un cambio. El Tratado de Corbeil.
Jaime I entrega las propiedades que tiene en la zona franca y Luis IX los condados españoles de la Marca Hispánica.
Sabeis cuáles eran esos condados: Ampurias, Besalú, Cerdaña, Conflent, Gerona, Osona, Rosellón, Urgel y BARCELONA. Sí! Habeis leido bien el condado de Barcelona. Pero bueno no dicen los catalanes que en 1,150, el condado de Barcelona se anexionó el Reino de Aragón, entonces que hace cien años después en 1,258 bajo la protección de Francia.
No sería más cierto que a través de la boda SÓLO vino el “mozo”, el conde Ramón Berenguer IV, la persona; y no hubo ninguna unión de territorios. Vino a la Hacienda Aragón pero, él solo, no trajo ninguna finca de su pequeña casa, de su condado.
Es pristino, por lo menos para mi; muy claro, clarisimo. Mienten y mienten y siguen mintiendo y se creen sus mentiras, lo malo es que de tanto contarlas, de tanto “Wikipediarlas” se las creen también los demás. Y van ……
Según el Estatuto de Aragón, Art 7/2, “Las Cortes de Aragón promoverán la protección, recuperación, enseñanza y promoción del uso de las lenguas propias aragonesas.”
Entre esas lenguas no está el catalán, ni el mal llamado catalán-aragonés; lo que se habla en el Aragón oriental tiene multitud de denominaciones como: romance aragonés, fragatí, tamaritá, maellá, chapurriau, “esa forma de hablar nuestra”, etc. pero en ningún sitio ha sido conocido con el nombre de catalán, salvo por los propios servidores de la corona, reino o país catalán.
En los primeros siglos de pertenencia a la Corona Aragonesa, la convivencia entre sus integrantes (Reinos de Aragón, Valencia y Mallorca y condado de Barcelona) fue pacífica; pero desde hace unos doscientos años, los de los condados de Barcelona y cercanos, al verse beneficiados por las decisiones del Gobierno Central, al crecer en categoría dentro del Estado, por los beneficios políticos, económicos y fiscales que les han regalado, les ha entrado una avaricia sin límites y cada vez han ido pidiendo, exigiendo más hasta llegar a creerse los “jefes de todo” y querer absorber al resto de los componentes de la Corona, de la que también han querido usurpar su nombre autollamándola Corona Catalano-Aragonesa, lo que no ha sido nunca.
Para ello han contado con el abuso en determinadas instituciones que les fueron concedidas también como regalo, como el Archivo de la Corona de Aragón y poniendo a su frente a convencidos catalanistas como los componentes de la familia Bofarull, sobre todo el ínclito Próspero de Bofarull y Mascaró que, durante su mandato, entre otras tropelías se pueden citar la falsificación del “Llibre del repartimén” y la oportuna “pérdida o desaparición” del testamento de Jaime I, donde aparecían perfectamente delimitados los límites o fronteras entres sus reinos y el condado. Pero todo esto no interesaba al “seny” catalán y se falsificaron o se extraviaron.
Y teniendo en cuenta “todas estas virtudes” nuestros “preclaros” políticos los eligen como compañeros de viaje para el devenir de las lenguas aragonesas.
Por desgracia, a ellos se han arrimado o adjuntado algunos iluminados de los “nuestros” que para medrar no han encontrado nada mejor que “venderse” al oro catalán por “un simple plato de lentejas”. Pero a cambio sus amos los han promocionado y ahora ya aparecen en los papeles, en las teles y en todos los “guisos”.
¡Arreglados vamos!.


FIN.